*Ésta es la foto de la tarta cuya ecuación es 4 X 1 = L
La prensa tiene la costumbre de traernos con el desayuno la relación de gentes, más o menos notorias, que en el día de autos cumplen años. Pocos son los que, con algo hecho en esta vida, se libran de figurar en esos anales. Hoy, por ejemplo, me igualo en la efeméride con personajes tan variopintos como el insigne poeta Antonio Gamoneda, el aclamado actor y director Clint Eastwood, el sagaz humorista gráfico José María Gallego o el punzante político Alfonso Guerra. También con un filósofo, Enrique Lynch, con una actriz, Brooke Shields o con un jurista, Pablo Castellano. Toda una pléyade de personas nacidas el mismo día en que lo hice yo si bien, salvo en el caso de la actriz que siempre tanto me agradó físicamente, ellos lo hicieron unas cuantas primaveras antes.
Cumplir años no es sólo apagar velas en una tarta que te ponen frente a ti para que te mentalices de que ya no eres tan niño. Soplar 46 velas, o los guarismos de cera que representan tu edad, es un ejercicio sano de reflexión sobre si lo acontecido hasta entonces ha merecido la pena. Y, realmente, con sus altibajos, sus penas y alegrías, sus glorias y miserias, creo que sí, que lo ha merecido. Para qué nos vamos a engañar a estas alturas de viaje.