Latigazos de democracia

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Aunque al propio Jesucristo y a sus apóstoles les costara creerlo, hay un lugar en el mundo donde se da prioridad a la reconstrucción de los templos en su honor levantados antes que a las necesidades más perentorias de sus gentes. Somos muchos, católicos incluidos, los que no entendemos los motivos por los que es tan importante arreglar las iglesias mientras las viviendas que daban cobijo a sus moradores, tras ser devastadas por un seísmo, al parecer no gozan de esa prioridad. Ya lo hemos visto en la ciudad de Lorca, donde sendos terremotos destruyeron casas, colegios, comercios y, por supuesto que también iglesias.

En Galicia, un rayo ha provocado esta Navidad un incendio en el santuario de A Virxe da Barca en Muxía que casi lo destruye por completo. Los gobernantes, siempre tan oportunistas ellos, se fueron hasta allí para decir a las cámaras y micrófonos que invertirán unos 800.000 euros en restaurarlo cuanto antes. Eso mientras muchos compatriotas forman filas interminables a las puertas de los comedores sociales, es decir, en eso mismo en lo que el Papa Francisco ha convertido de foma ejemplar estos días algunas iglesias romanas.

Leemos en los Evangelios que Jesús echó del templo a los mercaderes con una virulencia inusitada, látigo en mano, y diríamos que con cajas destempladas. Me temo que a los que obran así en la España de hoy solo cabe una de forma de echarlos algún día: con la fuerza que impliquen nuestros votos, y que estos actúen a modo de latigazos de democracia.

[‘La Ventana de la Región’. SER Murcia. 27-12-2013]

Perico ‘el de teléfonos’

Perico, sin sombrero, segundo por la izquierda

Perico, sin sombrero, segundo por la izquierda

He leído en la prensa de hoy que se cumple un cuarto de siglo del cierre de la última centralita telefónica manual que hubo en nuestro país. Estaba en la Alpujarra. Pero yo me referiré a la de mi pueblo, la que regentaba Pedro Alfonso Bermúdez, para nosotros Perico. De pequeño, yo creía en sus dotes adivinatorias, más que nada porque, desde mi casa, descolgaba aquel auricular negro como el tizón y le decía: “Perico, ponme con mi padre”. Él, desde el otro lado de la línea, sabía perfectamente quién era yo y, por consiguiente, quién era mi padre, por lo que me conectaba ipso facto con el ayuntamiento donde trabajaba mi progenitor.

Perico, siempre lo dice mi tío Manolo, fue de esas personas que, si todos hubiéramos sido como él, los gerentes de empresas de puertas blindadas se hubieran arruinado. Al parecer, su bondad era infinita.

Recuerdo una noche de verano en la que mi padre y yo nos llegamos hasta el local donde Perico pasaba más horas que en su propia casa. Subimos al piso superior y allí estaba él, con algunos chiquillos, contemplando desde una ventana, abierta de par en par, la película que a esa hora se proyectaba en la imponente pantalla del colindante cine Balanza. Años después, al ver ‘Cinema Paradiso’, la maravillosa obra de Giuseppe Tornatore, recordé ese pasaje de mi vida.

Un día, cuando cerraron la centralita, a Perico lo trasladó la Compañía Telefónica nada menos que a Palma de Mallorca. Yo imagino su disgusto pues, para él, creo que su pueblo –y su gente– lo era todo. Resignado, preparó su equipaje y se fue hasta el archipiélago balear. Desde allí solía llamar con frecuencia a mi casa, y supongo que también a otras, para que le contáramos detalles de cómo iba la cosa por su patria chica. Yo, a veces, le cogía las llamadas y, a mi corta edad, me convertía en transmisor de lo que, a mis pocos e inexpertos años, podía saber del devenir diario.

A Perico lo homenajearon una tarde, ya mayor y enfermo, y lo recuerdo sentado en un elegante sillón en medio de un escenario. Él, que fue la discreción personificada, allí encaramado, recibiendo ruborizado el aplauso y merecido reconocimiento de sus paisanos.

Siempre imaginé que, si es verdad que existe el Cielo, el día en que me muera ha de estar a las puertas Perico, recibiendo a la gente de su pueblo e invitándola a instalarse. Y quizá, por ello, llegue a pensar que la muerte solo sea, acaso, el comienzo de un sueño.

P. S.:  Otro día hablaré de su vertiente campanera.

De Rumasa a Parot

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Por supuesto que lo que diferencia a un demócrata de otro que no lo sea pasa por el estricto respeto al Estado de Derecho. Por supuesto que las leyes están para cumplirlas: sí, pero todas. Por supuesto que los Derechos Humanos no han de ser conculcados en ningún lugar del mundo y bajo ninguna excusa. Y por supuesto que no es de recibo aplicar la ‘ley del embudo’ solo cuando nos interesa.

Lo que ha dictaminado el Tribunal de Estrasburgo sobre la derogación de la denominada ‘doctrina Parot’, es algo que lo presentan algunos como un hecho incuestionable. La ley es la ley, nos dicen. ‘Lex dura, sed lex’. Para el terrorista, el violador o el asesino sin más. En España se está cumpliendo a pies juntillas lo que ha emanado de ese organismo y, por ello, de las cárceles están saliendo individuos indeseables para toda sociedad que presuma de no estar enferma. Todo, apelando a una ley ex post facto’ y basado en el principio de retroactividad.

Sin embargo, este celo cumplidor no se aplicó en otras ocasiones y para otros casos. Un ejemplo: en 1993, ese mismo Tribunal dio la razón de forma parcial al ciudadano José María Ruiz Mateos quien recurrió, basándose en dilaciones indebidas en el proceso penal, la forma en la que una década antes se le había expropiado su emporio, Rumasa, por parte del Gobierno socialista que presidía Felipe González. El empresario jerezano se dirigió entonces al Tribunal Constitucional pidiendo amparo. Y fue esa misma instancia la que, en su posterior resolución, le dejó claro una cosa: que ese Tribunal no era “una instancia jerárquicamente subordinada al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo y obligada, por tanto, a dar cumplimiento a sus sentencias en el orden interno”.

Ruiz Mateos se quedó con cara de póquer, su reclamación no fue atendida, no recibió la indemnización que reclamaba y, desde los organismos internacionales, nadie se interesó por ese supuesto incumplimiento del sistema judicial español. No se aplicaron sanciones, por tanto, ni se expulsó a nuestro país de foro comunitario ni internacional alguno. Este ha sido el doble rasero utilizado entonces y ahora. Con una salvedad: que en el caso Rumasa hablábamos de cuantiosos bienes materiales y, en este último, lo hacemos sobre la sangre, el dolor y la ignominia de unos seres humanos a los que el citado Tribunal de Estrasburgo, supuestamente, si defiende lo que dice defender, debería dar abrigo.

[‘La Verdad’ de Murcia. 13-12-2013]

Diario de un prodigio (LXXXIX)

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[8-12-2013]

Tratar a la audiencia como si fuera una pléyade de subnormales es insistir desde hace ya demasiado tiempo, día sí y día también, sobre las supuestas desavenencias del matrimonio MohedanoBenito, por ejemplo. Un asunto trascendental que tiene a todo un país paralizado. Claro, que a nadie le ponen delante un Colt-45 para obligarle a verlo y seguirlo. Como si no resultara meridianamente claro que esta pareja, cuando por desgracia se le acabó el chollo de la hermana/cuñada (de la que ambos vivían), algo tenía que buscarse para seguir en ‘el candelabro’. Todo ello, aderezado por ese elenco de palmeros adiestrados con pinganillo que, sentados casi cuatro horas a diario en un estudio de televisión, viven -muy bien, por cierto- del cuento chino de destripar a cuanto se mueva. Qué patéticos resultan todos y todo.

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[2-12-2013]

Últimamente hemos oído hablar mucho del «banco malo». En realidad, por propia experiencia, no creo que existan bancos buenos. Ah, sí, perdón, hay uno: el Banco de Alimentos, ese que los españoles hemos ‘rescatado’ solidariamente durante este pasado fin de semana. Ese rescate de 15.000 toneladas de alimentos para los que carecen de casi todo y que no nos ha dolido como en otros casos. Para nada. Salud y suerte.

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[2-12-2013]

La cadena televisiva Antena 3 ha optado hoy por no emitir la entrevista que hizo este fin de semana a Miquel Ricart, condenado por los asesinatos de las niñas de Alcácer, tras abandonar éste la cárcel. La emisora alega «motivos editoriales». Su máxima competidora en el área privada, Tele 5, también anuncia que no pagará ni dará minutos de gloria a alguien tan despreciable. No sé si es la alarma social creada con esta salida masiva de prisión de los beneficiados por la derogada ‘doctrina Parot’ lo que les ha obligado a replegar velas. En cualquier caso, igual empezamos a entrar en razón y concluímos que no todo vale por acaparar audiencia al precio que sea, pese a quien pese y cueste lo que cueste.