Una estampa del Folies

Douce France / Charles Trenet

Espero en el próximo puente recalar por sus inmediaciones. Ya nos han dispuesto un hotelito al efecto, a sólo unos pocos metros de tan entrañable local. Se cuenta que para alejar el mal fario, los títulos de los espectáculos que pasaban sucesivamente por el Folies Bergère solían tener trece letras, como las que contiene el nombre del afamado edificio de la parisina calle Richer, 32.

Por su escenario ha desfilado la quintaesencia del music hall a lo largo de sus casi 140 años de existencia. Desde Joséphine Baker a La Bella Otero. Desde Charlie Chaplin a Maurice Chevalier. Desde Fernandel hasta Yves Montand. Desde Édith Piaf a Frank Sinatra. Y allí empezó un día a interpretar Charles Trenet.

Contemplando su fachada de los años 30, uno se imagina la de historias que albergó en su interior. Y observando con detenimiento el cuadro que inspiró al maestro impresionista Edouard Manet, La barra del Folies, uno entiende que a París la llamen la ciudad de la luz, mientras la camarera Suzon nos mira ensimismada, ajena al bullicio de la jocosa clientela, quizá hablándonos sin que nosotros, admirándola en su pose, apenas nos demos cuenta.

No va más

Al psiquiatra y escritor argentino Jorge Bucay le preguntan en un programa de televisión cuándo una pareja se da cuenta de que todo se acabó. Bucay, que presume de haber ejercido toda suerte de oficios en esta vida, responde con un cuento. Una princesa que aspiraba a encontrar esposo propuso que los candidatos se apostaran a los muros de palacio y permanecieran allí por espacio de 365 días. Quien perdurara, obtendría su mano. Comenzaron un primero de enero los miles de aspirantes que acudieron a la convocatoria. Pasaban los primeros meses y los candidatos se redujeron a la mitad por causa de los fríos intensos. Transcurrieron los siguientes y éstos eran la mitad de esa mitad resultante a causa de la falta de alimentos. Así, hasta llegar a diciembre. El último día del año, tan sólo quedaba un joven junto al muro palaciego. La princesa lo observó desde lo alto. Sin duda era aquel en quien había puesto sus ojos cuando, disfrazada de campesina, se dejó caer por entre la treintena de aspirantes que, a falta de un mes, aún quedaban en el lugar. Ese día les dio comida y agua, ocultando siempre su identidad verdadera. La princesa, orgullosa y satisfecha, dijo al rey: “Papá, ese será mi marido. El que me dará un heredero. Estoy muy feliz”.

Sin embargo, en la noche del 31 de diciembre, el solitario aspirante desapareció sorpresivamente. Abandonó el puesto que había ocupado durante 365 días y 364 noches y se marchó rumbo a su casa. Allí habló con su madre. Ésta le inquirió: “Pero hijo, ¿cómo has aguantado todo este tiempo para abandonar ahora?”. El chico le dio su explicación: “Mira, madre. Cuando supe que ella había estado allí abajo, disfrazada, y que ya entonces me había elegido a mí, me di cuenta de que no era la mujer de mi vida. Porque quien no es capaz de restar un solo instante de amargura a quien ama, no merece ser amado”. Ahí, explica Bucay, reside la indicación del no va más en la relación de pareja. Un ejemplo tan edificante como hermoso.

Diario de un prodigio (LXV)

Leonard Cohen / Suzanne

El poeta murciano Joaquín Piqueras ha sido el ganador del XXXIX Premio Nacional de Poesía Antonio González de Lama, fallado la semana pasada en la ciudad de León.

El poemario que presentó Piqueras se titula «Los infiernos de orfeo» y ha sido elegido ganador por mayoría entre un conjunto de 130 obras presentadas a esta convocatoria.

Según la responsable de Cultura del Ayuntamiento de León, Evelia Fernández, los miembros del jurado (Luis Artigue, Gaspar Moisés Gómez, José Enrique Martínez, Almudena Guzmán y Natalia Álvarez) han destacado su estructura posmoderna, vinculada al mundo de la música como homenaje a Leonard Cohen, Lou Reed, Bob Dylan y al género jazz.

El escritor, natural de Alguazas (Murcia), se presenta como un «orfeo moderno que baja a los infiernos actuales influido por lecturas y música en busca de un amor imposible».

En el blog de Piqueras, el poeta, un amigo común y un servidor, hemos intercambiado mensajes estos últimos días. Versan sobre nuestro pueblo común y de lo que allí se reconocen los méritos de sus hijos pródigos.

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Me alegró mucho leer la noticia este fin de semana en la prensa.
Menos mal que noticias como la tuya sirven para que nuestro pueblo ‘suene’ en el concierto regional (y nacional). No todo han de ser informaciones ‘raras’ sobre Alguazas.

Un abrazo.

Manuel Segura

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… Manuel, muchas gracias por tu comentario, me alegro de verte por aquí y también me alegro de contribuir a la buena imagen de mi pueblo. Un abrazo.

Joaquín Piqueras

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Enhorabuena, Johnny!! Me apunto a todas las celebraciones. Sin querer poner sombras al comentario de Manuel Segura, a quien profeso un gran cariño y respeto, sería de muy hipócritas que las instituciones locales sacaran pecho ahora por lo de Joaquín. Sabemos de lo que hablamos, Johnny, y no es tiempo de reproches sino de celebraciones. Esto es obra tuya, ciudadano del mundo, hazte un homenaje y cuida quien posa en tu foto.

Un fuerte abrazo.

Aurelio Martínez

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Muchas gracias, Aurelio. Tienes toda la razón, pero como tú mismo dices es tiempo de celebraciones, y cuando nos veamos lo celebraremos por todo lo alto.

Un fuerte abrazo!

Joaquín Piqueras

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Aunque también es cierto, Aurelio, que pese a que me considere ciudadano del mundo, como escribí ayer en un comentario de Vega Media Press, nadie es profeta en su tierra, me conocen más y he tenido todos los reconocimientos fuera de mi pueblo -y eso que paseo su nombre por toda la geografía nacional e hispanoamericana-, que dentro. Y eso, «quieras que no», duele. Ya sabes lo que quiero decir.

Algún día, en un futuro, que tal vez yo no veré, a lo mejor incluso pondrán mi nombre a una calle y hablarán de mí como un poeta alguaceño ejemplar, que todo el mundo conoció gracias a las políticas culturales de los gobiernos municipales de turno. Y yo seré plena e inconscientemente feliz.

Pero, pensemos mejor en las celebraciones del presente. Un fuerte abrazo y un beso para Raquel.

Joaquín Piqueras

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¿Volverán a llamar a tu puerta para mendigar un acto cultural con el que sacarse la foto? Los conozco bien. Llevan años promocionando actos casposos de bandurria y zaragüel – que no digo yo que no – como la panacea de la cultura local, cuando saben que pueden tenerlo a la vuelta de la esquina, nunca mejor dicho. O cuando no le dan por las motos y la golfa en paños menores a plena luz del día, sin olvidar la gran paella – demos de comer al pueblo, que piensa con el estómago – todos ataviados con sus pañuelitos y gorritos de paja… dios mio, qué imagen más patética! Esa es su idea de cultura para todos.

Y Johnny, tu poesía está hecha para borrar los nombres de la calles, para lamer las esquinas de los perros enfermos y los corazones perdidos. Está para derribar los muros de la ciudad sin nombre y sin alma. Para salir a la hierba y buscar la esperanza entre la hojarasca vencida de los árboles autistas. Ahí está tu poesía, Johnny, ahí está la esperanza.

Ojalá, tu poesía se conserve siempre en nuestros corazones, como bálsamo y espada. Será nuestro mejor homenaje.

Y si hay calle, también pasearemos orgullosos pero escupiendo de soslayo. Para que no nos confundan.

Te queremos. Este es nuestro pequeño homenaje por este nuevo reconocimiento. Dísfrutalo.

Aurelio y Raquel

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Apreciados Joaquín y Aurelio:
Permitidme, aunque sólo sea por cuestiones de edad, que medie en vuestra reflexión. No seré yo quien ensalce lo generoso que, ancestralmente, ha sido nuestro pueblo para con ‘sus hijos’. Fundamentalmente, por los gobernantes sucesivos, para quienes aquellos que se encuentran en la diáspora son, en general, como restos del olvido, si no de la más abyecta envidia.
Si la política fuese unida alguna vez a la generosidad humana, otro gallo nos cantara. Pero no es así y casi nunca lo fue. Que nadie espere excesivo reconocimiento de los que hubo, de los que hay o de los que vengan. Y no seré yo el que generalice con el aserto de que «todos son iguales». Mas, sin embargo, sí que en ocasiones tienden a parecerse.

Eso es lo que os digo.
Un fuerte abrazo.

Manuel Segura

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No tengo nada que objetar a lo que dices. Tienes razón en que así ha sido siempre y así probablemente será. Por otro lado, siento haber desviado la atención de esta gran noticia que nos ha traído Joaquín, que es solo motivo de alegría, hacia una reflexión que ha podido sonar a otra cosa. Nunca he querido poner en boca de Joaquín esta reflexión, me hago totalmente responsable de la misma. Por supuesto no quiero enfrentar a Joaquín con el establishment alguaceño. El tiene su opinión al respecto, como bien ha manifestado. Como sabrás, conozco a Joaquín desde hace muchos años; compartimos estudios, inquietudes artísticas y una gran amistad. En muchas ocasiones hemos hablado del hecho de que nuestro pueblo encierra o dispara grandes talentos y que es una lástima que siempre se lleguen a conocer por otras vías, cuando las instituciones locales podrían a bien ejercer de promotoras en vez de insistir una y otra vez en los mismos productos. Esto unido a unas experiencias algo desagradables relacionadas con el tema que nos ocupa y tras leer la referencia a Alguazas en tu entrada, ha hecho que mi comentario se desviara por esos derroteros.
Solo me queda recordarte el aprecio, cariño y respeto que siento por tu persona y por tu trabajo. Como Joaquín, eres un alguaceño del que sentirse orgulloso, y, como apuntas, es posible que por el camino te hayas encontrado sentimientos algo contradictorios.

Un fuerte abrazo.

Aurelio Martínez

* Permíteme lo de hermano por el infinito número de veces que me confunden – todavía hoy – con mi venerado – hermano tuyo – Enrique. También por el cariño, que es mucho.

España en Euskadi

Una vez sentenció el célebre pensador vasco Miguel de Unamuno que hay gentes tan llenas de sentido común, que no les queda el más pequeño rincón para el sentido propio. En efecto, evidenciaría un síntoma de normalidad democrática que la Selección española de fútbol jugara un partido en un campo del País Vasco, cosa que no hace desde 1967. También que la Vuelta Ciclista volviera a rodar por las carreteras de Euskadi, una circunstancia que no se da desde 1979. Desde siempre, fútbol y ciclismo han sido deportes íntimamente ligados al pueblo vasco. Grandes futbolistas y enormes ciclistas han salido de sus pueblos y ciudades para encandilar a los aficionados adeptos en ambas disciplinas.

Es verdad que resulta injusto que los amantes del balompié en esa parte del país se vean privados de ver en vivo a la Selección campeona de Europa en sus estadios. Ocurre en las tres provincias vascongadas donde el componente terrorista (con ciertas complacencias de determinados sectores nacionalistas) ha impedido que esto suceda a lo largo de las últimas décadas. Lo que pensarán los abertzales, aquellos que no quieren ver a España ni en pintura, es que si un día jugara el combinado español en San Mamés o en Anoeta, sería para ellos muy doloroso llegar a pitarle (o simplemente a no animar desde la indiferencia) a un equipo en el que se alinearan deportistas de elite nacidos en Álava, Vizcaya o Guipúzcoa, como de hecho viene ocurriendo asiduamente.

Esos mismos deportistas, conocedores de lo que implica verse reflejados en el concierto internacional a través de un Campeonato Europeo, y ya no digamos de un Mundial, saben que ser llamados a una convocatoria de la Selección es el escaparate ideal. Pocos, por no decir ninguno, ha rehusado vestir la elástica nacional y formar parte de una escuadra que, antes de cada partido, ha de escuchar con atención y respeto el himno de la nación a la que representa. Visto lo ocurrido en la última final de la Copa del Rey, disputada entre el Barça y el Athletic y celebrada en Valencia, no habría que recurrir a adivino alguno para imaginarse la escena en Bilbao o San Sebastián cuando por los altavoces comenzaran a sonar los compases de la Marcha Real.

De modo que, partiendo de que sería higiénicamente útil que la Selección jugase en Euskadi, no podemos obviar los inconvenientes que ello conllevaría, tanto dentro como fuera del propio campo. Es probable que los primeros que sintieran esa incomodidad fueran los propios jugadores. No es plato de gusto saltar al que supuestamente es tu terreno, pues juegas como local, y que la hinchada te reciba como si estuvieras a 15.000 kilómetros de tu tierra. Bueno, perdón, rectifico: quizá en Argentina, como ya se demostró en el Mundial del 78, encontraríamos muchísimos más incondicionales de La Roja que en cierto sector del graderío de los campos de fútbol del País Vasco. Así es que, por mucho que la Cámara de Vitoria se empeñe, a través de la fuerza matemática que da la mayoría no nacionalista en la propia aritmética parlamentaria, se me antoja difícil ver a la Selección jugando por aquellos lares. Habrá que apelar, pues, como hacía Unamuno, al sentido común y también al propio.

Piedras en el tejado

elcalvodelaloteria

Una Navidad sin lotería sería algo así como si en esas fechas tan señaladas nos privasen del turrón, del cava o de la sidra. Es evidente que el soniquete de los niños del Colegio de San Ildefonso, en el sorteo del 22 de diciembre, permanecerá por siempre en nuestros oídos, cada vez que el tema salga a colación.

La lotería, como la fregona o el chupa-chups, es un genuino invento español. Y resulta que a los naturales de la piel de toro, siempre les privó el juego. Aquí, toda suerte de tentativas al azar tiene su parroquia. Ocurría, incluso, cuando jugar a determinadas cosas estaba prohibido, y las timbas se montaban en habitáculos cerrados, con café, destilados y mucho humo, como pasaba en el angosto casino de mi pueblo.

Hoy, los regentes de las aproximadamente 4.000 administraciones de lotería con que cuenta nuestro país están en pie de guerra. Les han nombrado la bicha y todo ha sido como en Fuenteovejuna: todos a una. Mediante dos disposiciones adicionales que figuran en los Presupuestos Generales del Estado para 2010 se intuye que la privatización del sector no está muy lejos. Aseguran que de ahí a que podamos comprar décimos y billetes en supermercados o gasolineras, sólo habría un paso.

Las autoridades reconocen que España vende nueve veces más lotería que países de su entorno como el Reino Unido o Francia, donde ese juego sí que se enmarca en la iniciativa privada. Más de 12.000 personas hallan empleo en la lotería nacional, un sector que genera 2.900 euros anuales que se embolsa el papá Estado. Y, con todas esas cifras encima de la mesa y la actual coyuntura económica, ustedes me dirán si a uno no le cuesta creer que éste pretenda desprenderse de tan lucrativa gallina de los huevos de oro. Soltaron al calvo que nos anunciaba en la tele el sorteo extraordinario de Navidad, pero me temo que a la gallina, lo que se dice a la gallina, no la suelten ni para hacerse un caldito.