Dicen los entendidos que hay un punto de inflexión en la pasada campaña de nominación del candidato demócrata a la Casa Blanca para evaluar el impacto de Internet. Se trata de la holgada victoria de Barack Obama en Iowa y su posterior derrota, muy ajustada, ante Hillary Clinton, en New Hampshire.
El joven Chris Hughes se había incorporado al equipo de senador por Illinois para aventar su red social. Creó My.barackobama.com y aglutinó en derredor una vasta legión de voluntarios. Abrió un canal en YouTube para que los ciudadanos colgaran sus vídeos planteando las cuestiones que realmente les preocupaban. “Cada persona importa; cada persona tiene voz”, dice. Se convirtió, a fuerza de resultar ambas expresiones pretenciosas, en el chico de Obama en Internet o, incluso, en el que lo hizo presidente.
En la frontera de los 26 años, Hughes se cuestiona muchas cosas. Entre otras, si estamos entre todos haciendo lo suficiente para que todos compartamos más información. Estudió en Harvard y cofundó Facebook con Mark Zuckerberg, la red social por antonomasia con 300 millones de usuarios, de los que se estima que la mitad la utilizan a diario.
Hoy ha pasado por Murcia hablando de lo que más sabe. Y había quien quería saber si, en realidad, a Obama lo aupó la Red a la Casa Blanca. En cualquier caso, Chris Hughes ya había advertido que Facebook no es una poción mágica para ganar votos. Algo que nos temíamos, al menos, algunos.