Cavadas, el nuevo Prometeo

Sueño de amor / Franz Listz

En el nuevo ABC he leído esta mañana una entrevista con Pedro Cavadas, al que me he permitido twittear como el nuevo Prometeo. El titular de la misma me ha llamado poderosamente la atención. Dice el cirujano que su consulta está entre Lourdes y la papelera de reciclaje. Y añade también que “la vanidad es como el acné: tiene una época y después se cura o se debería curar” para concluir que “hacerse mayor profesionalmente es tener claro el norte”.

Cavadas descarta ser el doctor milagro. Y lo argumenta en sus sólidos principios, como que “tienes que estar muy, muy seguro cuando le dices a un paciente que no hay nada que hacer porque es posible que se lo crea”.

Si digo que Cavadas es el nuevo Prometeo, por no caer en la tentación de equipararlo al arcano personaje de Mary Shelley, es por su arrojo profesional. Cuenta que a su consulta llega gente desesperada, aquella a la que no aceptan en ningún sitio y que, al final, prueba suerte con él.

Le he leído otra certera reflexión, con la que comulgo cada día más. Dice Cavadas que “la sanidad gratuita ilimitada y a caño libre con cargo a las arcas del Estado no es realista. No se puede pagar. Pero el que meta mano a eso perderá las elecciones”. Una gran verdad que demuestra que, para la clase política, siempre una cosa será predicar y otra dar trigo.

Este nuevo Prometeo, que admira al continente negro y que un día, quizá, halle allí su retiro, sigue buscando retos. Tampoco cree en “los circos innecesarios”. Busca poner un poco de paz en medio del tormento del ser humano. Y como Prometeo, es posible que muchos vean en este cirujano al creador de hombres a los que, a semejanza del Titán amigo de los mortales, modela no con barro sino con bisturí.