Un tenor que no canta en la ducha

 

Rigoletto / Juan Diego Flórez

¿Y qué es, al fin, un tenor ligero? Por excelencia, el peruano Juan Diego Flórez, quien recala en nuestro país con Orfeo, en el Teatro Real de Madrid.

De muy jovencito, versionaba a Los Beatles, Elvis Presley y hasta se atrevía con Led Zeppelin.

Su gran paso lo dio en Pésaro, con sólo 23 años, un día en el que el tenor principal de la ópera cae enfermo. Llamaron a medio mundo para buscar a alguien que supliera la inesperada baja del tenor titular y nadie se atrevió a hacerlo con tan poco tiempo. Flórez dio un paso al frente y se prestó voluntario. Su papel se lo aprendió sobre la marcha. Y fue su consagración.

Pasó el tiempo –no mucho– y llegó a La Scala y después el gran Luciano Pavarotti lo designó con el título de su sucesor y el no menos genial Plácido Domingo lo definió como el más grande tenor ligero de todos los tiempos.

Su fórmula para alcanzar la felicidad es tan sencilla como compleja. En una entrevista para la BBC llegó a decir: “Creo que la felicidad reside más en la tranquilidad personal, en la serenidad interna y en tener alrededor personas que quieres, que te quieren. Sin eso, no creo que una persona pueda ser feliz”.

Y, ¿canta cuando se ducha, señor Flórez?, concluía esa misma entrevista: “Nunca, nunca”, dijo taxativo aunque sonriente el laureado tenor.

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