Sí, se puede

A mediados de junio de 1995, el presidente del Gobierno de Aragón, el socialista José Marco, fue citado en la Audiencia Provincial de Zaragoza por un caso, en principio, de escasa entidad. La edición aragonesa del diario ABC había destapado un asunto según el cual Marco se había llevado a su domicilio particular un sillón de la Diputación de Zaragoza, cuando este la presidía, y en la información se añadía que el mueble había sido restaurado con fondos públicos. Aquello importaba poco más de 70.000 pesetas.

Una tarde, me encontraba en mi despacho de RNE en Zaragoza cuando se recibió una llamada telefónica desde la sede del Gobierno regional. Quien atendía la centralita me advirtió que era la secretaria del presidente y que pedía hablar urgentemente con el director. Como este no se encontraba allí, le pasaron con el segundo de a bordo: el jefe de informativos y programas.

«Buenas tardes. Llamo desde la secretaría del presidente Marco. Queremos hablar con el director», indicó mi interlocutora.

«No se encuentra aquí en estos momentos. Soy el jefe de informativos. Si le puedo ayudar en algo…», me ofrecí.

Se produjo un silencio de unos pocos segundos. Tras consultar con alguien, la secretaria volvió al auricular.

«Bien, le paso con el presidente José Marco», me dijo.

Permanecí a la espera poco tiempo. Y luego me hablaron.

«Buenas tardes. Soy José Marco. ¿Con quién hablo?», preguntó el jefe del Gobierno aragonés.

«Buenas tardes, presidente. Soy Manuel Segura, el jefe de informativos», le respondí.

«Bueno, mira. Llevo todo el día oyendo en vuestra emisora la historia esa de que me he llevado a mi casa un sillón de la Diputación Provincial. Quiero deciros que es todo mentira y que os invito a que vengáis a mi domicilio para comprobar si tengo o no ese sillón», me explicó visiblemente excitado.

«Presidente, nosotros sólo estamos dando una noticia que está contrastada, sobre la que constan unas actuaciones judiciales y que aparece también en otros medios de comunicación…», le expliqué, no sé si con demasiado acierto diplomático.

«Insisto. Todo es mentira. Se trata de un montaje. Y os invito a que vengáis a mi casa y lo comprobéis», dijo subiendo el tono.

«Ya, ya. Respeto esa opinión, pero nosotros tenemos la obligación de informar. Comprendo que el sistema que utilizamos en Radio 5-Todo Noticias es machacón (los boletines se sucedían cada 15 minutos y se incluía reiteradamente en el minutado la noticia del sillón), pero es que esto es así», volví a decirle, sobre esa radio-fórmula que acababa de nacer y que este año cumple un cuarto de siglo en antena.

«De acuerdo. Me quieres decir que vais a seguir dando caña con eso, ¿verdad?», cuestionó Marco.

«Pues creo que sí, presidente», le contesté.

«Vale. Pues buenas tardes», se me despidió ostensiblemente airado y enojado, tras lo que se oyó un sonoro clic al colgar él su teléfono con suma energía y casi diría que también con amplias dosis de rabia.

Localicé al director y le conté la conversación. De mis palabras fue testigo un ordenanza de la radio, porque recuerdo que atendí la llamada en el hall de la emisora, desde el aparato que había en la mesita donde esperaban los invitados y las visitas. He de reconocer que en esa, como en otras muchas ocasiones, el director respaldó mi actuación -algo que yo le agradecí vivamente- y que nadie desde el entorno del Gobierno o del propio PSOE, del que Marco era secretario regional, nos volvió a comentar nada sobre el polémico asunto del sillón rehabilitado.

Cuento esta anécdota personal para dejar claro que, desde un medio de comunicación público, sí se le puede decir ‘no’ al poder e incluso zafarse de sus presiones. Lo fácil, en ese como en otros casos, hubiera sido retirar la noticia y contentar al gobernante de turno. Indro Montanelli solía decir que con los políticos, los periodistas no deberían compartir ni un plato de espaguetis. Entonces no fue así, no pasó nada y aquí estamos para contarlo. Porque, si te lo propones, vaya que si se puede.

[eldiario.esMurcia 13-5-2019]